Navegando,
sumergida en las redes de un submundo paralelo aposté a los últimos como un
desafío metadiscursivo en el que me anclé. La vuelta a la superficie se
desencadenó como los enlaces de algo que te lleva a otra cosa, en donde un
punto en común une cada eslabón en un efímero encuentro que nada tiene que ver
en su todo. Back-up, migración, exportación, importación, check: horas frente a
las pantallas. Tantas, que cuando volví a tener unos ojos enfrente mi mirada se
cristalizaba. Ahí estaban también esos vínculos fraternales que a través de
mini pantallas había alejado. Del simulacro de vida construido en megusteos al
mundo de la realidad aumentada por las sensaciones físicas mediadas tan solo
por el éter.