De la aparente calma al soplido huracanado del
efecto más poderoso de los invisibles. De la pesadez húmeda a la resecada
sensación de velocidad. Vuelan las nubes, vuelan las hojas, vuela la basura,
vuelan las bufandas y mi imaginación. Todo en una ciclotimia impredecible. Sin acordes,
sin armonía.
Ruge el cielo, rugen los vidrios, rugen los toldos y
algunos techos de chapa.
Tan invisible que de frente con su frescura y la fuerza
de las partículas de no sé qué te enceguece. Para qué querés ojos hoy: volá,
sentí, escuchá.