martes, 12 de abril de 2011

Viraje existencial

Ahí estaba otra vez testigo del ritual de otros. Miraba, apretaba un botón e intentaba interpretar los movimientos de ese grupo; en esa oportunidad libanés.

Guardé varios momentos en la memory stick de mi Nikon y en la memoria selectiva de mi cerebro. La cerveza, los diálogos, las colectividades, mi árbol genealógico, el kebbe, los gatillazos y el mundo onírico viraron mi camino.

Músicos, familias en cincuentenarios, quinceaños y milenios, deportistas, malabaristas, bailarines, productores y animales volvieron en un torbellino de flashes electrificados a mis neuronas. Cada uno en su rutina de vida. Calculé promedio de dos horas de cada una de sus vidas en mis espacios y el resultado fue aniquilante: mi vida es un recuento de fotos de vida de seres con o sin ánima que se entrelazan armando cuentos. “Solitaria la vida de quien relata el mundo” dijo Guada que dijo Neruda.

¿Adónde van a ir a parar mis fotos mediocres? ¿Adónde mis escritos de filosofía de feria? ¿Adónde las notas desafinadas que tiro cada tanto al aire?

El caos vocacional me invadió. Mi marca está en la web, google lo dice. Busco una marca real. Formatear mi propio disco repleto de momentos ajenos y cargarlo con los propios. Mis fotos, mis autofotos, mis recuerdos, mi vida de la que yo misma sea protagonista.