domingo, 3 de abril de 2011

La vida del árbol que llora


Un árbol de otoño como otros tantos pintado al óleo en relieve. Un árbol de ciudad? Un árbol de campo?... Lo mismo da. Llora. Llora su tronco, sus ramas, sus hojas a punto de caer. Lloran las hojas en el suelo que se acumulan y alimentan con sus lágrimas el ciclo de la vida de su procreador.

Esta obra es una de las que forma parte de la exposición de arte provincial contra la discriminación. Con “Por qué creés que lloran”, Norma Rodriguez desde San Luis, interpela al espectador de manera tal que es inevitable balbucear alguna respuesta.

La disposición de las partes que nacen en y hacen a un árbol, así como los colores que lo representan, engloban un mundo de angustia y reflexión.

A simple vista aborda la temática ecológica y la destrucción de la naturaleza: el árbol llora por el crimen que hacen con él y sus pares.

Pero es imposible no pensar en lo metafórico de la obra. El tronco llora por su impotencia de generar que crezcan sus ramas que lloran porque desprenden hojas que caen y lloran por las que ya cayeron que lloran por haber caído alimentando a ese tronco que sigue llorando en un ciclo cuasi infinito.

Hay un existencialismo marcado a fuego. Cada uno internamente es ese árbol que hace cosas, que sufre, que observa.

Esta obra me suena a vida, por ende a duelo recurrente. El dolor de las pérdidas a nuestro alrededor, la angustia egoísta de verse predestinado a un fin último. La impotencia de no poder ir en su contra.

Y la fortaleza del tronco lo vuelve sensible. El árbol de la vida: el de la muerte constante.