miércoles, 2 de marzo de 2011

El primer día.

En la escuela, el olor a útiles nuevos y goma de zapatos KICKERS. La pulcritud de los guardapolvos, uniformes... Olor a infancia de clase media.
Ahí la vi a ella tan diminuta en la multitud -"Mamá no veo nada", entre la gente...
Caras nuevas, decenas, cientas, grandes, rubias, morenas, coloradas, con colitas, trenzas, sus remeras adentro del short, afuera, las medias hasta el gemelo o hasta la rodilla o hasta el tobillo. Los padres: juntos, separados, el padre,
la madre, el tutor. Las abuelas, los hermanos.
Y ella buscándose en los otros: identificarse, no ser diferente, seguir la regla. Parecía un instinto. Tres docenas y algo más de meses y también ella quiere pertenecer. Sin saber a qué, pero estar ahí en la masa. -"Mamá la mochila no la tengo" - mirando a su vecino...
La socialización primaria. El contacto con las instituciones extra-familiares, la educación formal. Esa forma, uniforme, homoforme en su totalidad, heteroforme entre sus partes.
Y a quienes no siguen la forma uniforme los reforman, los deforman y redeforman hasta estar IN.
Repliquemos, no innovemos, standar-ice-monos (es como congelarse de manera "normal" como el anterior al eslabón perdido?). El ideal de familia en 10 minutos de discurso le rompió el corazón más de un niño y alguna que otra tía. La construcción discursiva del destinatario de los directivos fue claro.

Y ahí también me normalizaron a mi. Entre esos padres pares generacionales, co-etáreos me vi en la obligación de ser una más. De tener un hijo con un padre, de tener mi cartera negra y mis anteojos en la cabeza, mi pelo largo, mi marido de traje apurado porque se escapó del trabajo, las llaves de mi auto en la mano lista para salir, mi mirada de madre celosa, mis recomendaciones a la maestra. Waaau! qué mundo en 20 minutos!!!
WARNING: Se busca marido STANDAR!