jueves, 11 de septiembre de 2008

Cuando lo hermoso duele

Pensaba que sólo con querer alcanzaba.
Anhelaba sentir y que sientan a la par.
El tiempo, el destino se encargaron de demostrarle una vez más que se equivocaba.
Sentía y la sentían. ¿Qué más se podía necesitar?
¿Sería esa una original manera de seguir en soledad?
¿Habría buscado ese desenlace?
Nunca imaginó cuanto podía doler escuchar y leer un "te quiero". Nunca hasta ese día, en que ella se empeñaba en terminarlo a pesar de sus sentimientos y él insistía con ser pacientes.
Desafiaron el decir popular, reprimieron impulsos y evitaron sorpresas. ¿Cuánto viviría una situación extraida de la realidad de la rutina cada quince días?
Antes de arriesgar a tener la certeza de aquella respuesta, prefirió ser otra vez ignorante y permanecer en su sitio, dar un paso al costado y volver a la antigua rutina.