viernes, 27 de junio de 2008

Relojes que volverán atrás

Pensaba qué cambiaría de existir la posibilidad de volver atrás el tiempo. Hace un par de horas no hubiese dicho las palabras que pronuncié de haber sabido sus consecuencias. Ayer me hubiese abrigado más para hoy no padecer el áspero en mi garganta. Antesdeayer me hubiese arreglado de saber que lo encontraría casualmente en la calle. La semana pasada habría de ser más cuidadosa para no perderme en el medio de la nada al caer la noche. El mes anterior no hubiera bailado de esa manera evitando hacer –una vez- más el ridículo.
El año pasado hubiese evitado ir a ese bar para no conocerte.
Casi un lustro atrás debiera haber abrazado más y más a cada persona, debiera haber sido más demostrativa para no sentir hoy este cariño intransferible que rebalsa por mis ojos.
A veces me pregunto si soy producto de un contexto. Será que no elijo cada uno de mis pasos. ¿Será que si el tiempo se volviera de cualquier manera me las ingeniaría para ser esto que soy muy a pesar de mi ideal del yo?

¿Hubiese escrito hace meses sin escapatoria lo que plasmé aquel día de marzo?


Ya no puedo seguir atada a cada situación que se vuelve pasado.
Aunque algunos recuerdos definitivamente marcaron cada uno de mis gestos y determinaron mi personalidad, deben quedar atrás.
Hoy pienso quién soy y no lo sé. Pienso qué quiero ser y se que es no ser la que soy ahora.
Quiero sentir… y el dolor no me deja más que recrearlo.
Creí estar bien y de repente me hundí en mi mísma conciente de la desesperación de mi ser por autenticarse.
Intenté darme a conocer tal cual soy y no pude soportar que las personas lleguen a quererme.
¿Qué hago ahora con todo lo que sembró mi apertura a la vida?
No puedo ser feliz sin que ella sea testigo de mi vida…
Siento su ausencia día a día de la misma forma que cuando se fue. Esa melancolía no me deja seguir. Cada intento de alegría es recordar que ella no está.