domingo, 16 de febrero de 2025

Existencialismo metafísico

Hoy releí las palabras que escribí hace más de una década. Admiro a esa yo que tenía el tiempo de pensarse y armar coherencia textual de las emociones. 

Muchos de esos interrogantes siguen siendo parte de mi presente o han venido últimamente a visitarme. 

Llegando a los 40 con la 3D bastante organizada a fuerza de voluntad y políticas públicas, conservo mis domingos de reflexión que todavía no identifico si son un don o una tragedia para mí psiquismo. Puedo permitirme las licencias de no pensarme y actuar para asegurar la subsistencia propia y de la persona a la que di la vida, pero en ocasiones no me habilito a entregarme de lleno a esas emociones que suelen invadirme e intentar motorizar ciertos cambios. 



Pensar la vida en línea recta es una salvación de los loops en los que nos movemos mientras miramos para otro lado. Aprender a navegar en mares de felicidad con oleajes de desesperación puede ser un desafío complejo que se desata después de las propias decisiones. La frase de Jung que me apreció hoy retumba en mi cabeza y conversa con un graffiti que parafraseaba a Sartre que leí a los 15 años. La síntesis de esos escritos es material de rumiaje que me acompañará al menos una semana.

No soy lo que me pasó. Soy lo que elegí ser.

Uno no es lo que hacen de uno, sino lo que hace con lo que han hecho de uno mismo.