Volar. Tomar envión y lanzarse al aire libre. Sentir el golpe del viento en el rostro para respirar una bocanada de pura libertad.
Volver a la hamaca, la calesita y el tobogán. Encontrar las nubes en una escalinata de colores. Sentir el cosquilleo en la panza del cuerpo suspendido en tiempo y espacio.
Tomar la sortija y barajar de nuevo.