Qué te diría?
Que gracias, ya recuperé mi brillo, mis alas y mi autopista, aunque algo retuerza mi estómago cada tanto. Te agradecería muchos más minutos con la enseña de no volver a enceguecerme en luz de bajo consumo.
Que no me arrepiento de nada porque siempre conservé la transparencia impulsiva de quien le pone pasión a cada elección.
Que me apena no haber generado alguna carcajada espontánea en tu semblante ni un poco de luz en lo grisáceo de tus días.
Que seas muy feliz y disfrutes la enorme parte de mi con la que te quedaste...