sábado, 22 de marzo de 2008

Sueño: en busca de la felicidad


Ya dos años esperándolo. Todavía hasta ese momento no sabía exactamente cuánto habría sido.
Soportó sus risas, sus besos, sus abrazos, sus desprecios y también su rechazo.
Todo ese tiempo amándolo intentó olvidarlo jurando ya no caer en sus redes de locura.
Pero lo que llevaba dentro por él pudo más un día y decidió olvidar que debía olvidarlo entregándose a sentir puramente esos sentimientos que aún no sabía si serían amor. Creyó que de esa forma todo lo expulsaría para renacer.
Miró por horas su fotografía, leyó todas sus palabras, recordó cada momento y expulsó unas cuantas lágrimas en su nombre.
Durmió horas en secreto y, en sus sueños, alguien le indicaba una fecha, un momento, un lugar y una esperanza. Allí debía estar con una extraña ofrenda.
Despertó cuando el sudor la invadía y el frío helaba su piel húmeda.
Al instante, recordó ese extraño trance onírico, pero no en su plenitud.
Hurgó en su laberíntica mente el lugar que la mujer de rasgos dulces había señalado, pero muy en vano le fue el esfuerzo.
Pasó los cinco días que separaban al sueño del futuro excavando en su memoria sin otra certeza más que la de saber que algo sucedería ese viernes a las 17.15 en vaya a saber Dios qué lugar donde ella tendría que estar para cambiar su destino.
Eran las 15. Dibujó un mapa de la ciudad –extraña convicción de que sería su ciudad- con los lugares imposibles de suceder hito alguno,
En cada sitio estableció un plano aumentado donde la arquitectura intentaba asemejarse a la realidad para producir estímulo alguno en su inconciencia y así, se le devele por fin el misterio de la felicidad.
Una hora antes de la premonición sin saber todavía donde estar, tomó de forma azarosa una guía telefónica, cerró sus ojos, sacudió sus hojas y seleccionó una de ellas.
Con su mano la recorrió de punta a punta desprendiendo cada ilusión en sus movimientos para asegurarse de escoger acertadamente. Se inmutó por unos instantes aun sin ver y volvió a concentrarse en el sueño aquél. La cara de esa mujer volvía una vez más.
Regresó al aquí y ahora cuando su meñique recorría de arriba abajo la foja trazando líneas imaginarias. En un momento plantó su recorrido y abrió los ojos. Esa era la dirección. Respiró hondamente, leyó esos números y los transcribió en otro papel. En ese lugar estaría ella y su felicidad esperándola en tan solo minutos.
Pensaba entonces, ya que encontraría >la felicidad<, qué era eso. ¿Cuál era la felicidad para ella en ese momento? Entre todas las variantes, existían algunas posibles y otras totalmente irrealizables, tanto en la vida, como en el más allá del que tanto se habla. Las pensó a todas.. a cada una dedicándole segundos de reflexión. ¿Qué era ser feliz?.. De inmediato buscó un diccionario. Extraño resultado: “Estado del ánimo que se complace con la obtención de un bien. Satisfacción, gusto, contento. Suerte feliz”. Definitivamente la Real Academia Española tampoco sabía qué quería decir aquello; el texto lo evidenciaba. Las más imposible que le pasaba por su mente era (…) incompleto.. ¿Alguien tiene pautas para seguirlo?